Pero también hay bendición presente para los que evangelizan a niños:
La bendición de saber que hemos obedecido el mandato de nuestro Señor Jesucristo (Marcos 16:15).
La bendición de saber que estamos usando los dones de la enseñanza y de la evangelización que el Espíritu Santo nos ha dado (Efesios 4:11, 12; 6:1-4).
La bendición de aprender nosotros la Palabra de Dios según la vamos enseñando. La enseñanza es una de las maneras más eficaces de aprender.
La bendición de aprender a comunicar la Biblia a otros. Un obispo anglicano en Sudáfrica exige que todos los futuros pastores pasen un determinado tiempo ministrando a niños antes de poder entrar al pastorado. Él sabe que si pueden enseñar a los niños, pueden enseñar a todos!
La bendición de aprender la humildad, la paciencia y la constancia. Evangelizar a los niños realmente enseña y exige estas cualidades.
La bendición de ver a los niños entregarse a Cristo y empezar a vivir vidas que le agradan a él.
La bendición de ver a niños creyentes que crecen y se transforman en hombres y mujeres usados por Dios, a veces a tiempo completo.
La bendición de ver cómo crece la obra de Dios cuando los niños son salvos.
Y sobre todo la bendición de ver que Dios es glorificado en las vidas de los niños.
Creo también que la iglesia que procura alcanzar a los niños que no han sido alcanzados por el evangelio y los evangeliza, será bendecida por Dios y crecerá. Dios prometió al pueblo de Israel que si enseñaban la Palabra de Dios a los niños serían «un pueblo muy numeroso en la tierra donde abundan la leche y la miel» (Deuteronomio 6:3).
Yo creo que Dios promete semejante bendición hoy en día a la iglesia y al individuo que enseña la Palabra de Dios y el evangelio a los niños, y que ayuda a satisfacer su necesidad espiritual.
Para concluir, recuerde: Evangelizamos a los niños porque Dios ha prometido bendecir a los que lo hacen.
Carlos Spurgeon escribe:
Recibirás una gran recompensa si, al llegar al cielo, encuentras a muchos niños que te den la bienvenida a las habitaciones eternas; esto añadirá otro cielo a tu cielo: encontrarte con seres que te reconozcan como su maestro, el que los trajo a Jesús. Yo no desearía ir solo al cielo; ¿lo desearías tú? Yo no desearía tener una corona en el cielo que no tenga ninguna estrella porque ninguna alma fue salvada a través mío; ¿lo desearías tú?
(Citado de Words of Counsel for Christian Workers)
Tal obra es de mucho beneficio. Es de mucho beneficio para nosotros mismos. Nos ayuda a ejercer la humildad y nos mantiene mansos. Además va formando nuestra paciencia; que los que lo dudan lo intenten, pues incluso los cristianos jóvenes ejercitan la paciencia de los que creen en ellos, y que por lo tanto desean que justifiquen tal confianza. Si deseas ver a hombres y mujeres de gran alma y amplio corazón, búscalos entre los que se ocupan con los menores, aguantando sus disparates y mostrando simpatía por sus debilidades por causa de Jesús.
(Citado de Come Ye Children)
Si enseñamos a los niños con toda claridad la doctrina de la expiación, nos haremos bien a nosotros mismos. A veces espero que Dios avive su iglesia y la restablezca a su anterior fe mediante una obra de gracia entre niños. Si él trajera a nuestras iglesias un gran número de niños, ¡eso haría correr más rápido la lenta sangre de los que dormitan! Los niños cristianos tienden a avivar la casa. ¡Oh, que hubiera más de ellos!
Si el Señor nos ayuda a enseñar a los niños, nos estaremos enseñando a nosotros mismos. No existe mejor manera de aprender que ocuparse de la enseñanza, y no podemos decir que conocemos algo hasta que lo podamos enseñar a otro.
(Citado de Come Ye Children)
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