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martes, 26 de abril de 2016

Cualidades de un Maestro Bíblico de Niños...


Como ejemplo incomparable en esta tierra, tenemos al Señor Jesucristo que fue llamado "maestro" unas 60 veces en las escrituras (raboni)  Mateo 8:19 y Marcos 9:38. Aunque Jesús fue conocido como sanador de las multitudes, los Evangelios nos relatan en detalle el ministerio principal que el tuvo, como los fue el enseñar las cosas de Dios. A través de las parábolas, historias, ejemplos y a veces enseñanzas duras y difíciles, Jesús enseñaba a las gentes continuamente en el Templo, en los Campos, por el mar, andando por el camino.
Es interesante notar que uno de los requisitos de un líder en la iglesia es la habilidad de enseñar (1Timoteo 3:2). La Biblia habla también del don o ministerio de la enseñanza (Romanos12:67, Efesios 4:11) y les da lugar de importancia a los maestros entre los demás ministerios.

 REQUISITOS DE UN MAESTRO CRISTIANO
- Debe tener una relación personal con Cristo Jesús.
- Debe vivir la vida cristiana en obediencia a la palabra de Dios. No puede vivir en abierto desacuerdo con los principios bíblicos.
- Debe ser sensible, tierno e interesado en las necesidades de los otros.
- No debe temer el trabajo duro, ya que la enseñanza requiere horas de preparación y estudio, además del desgaste emocional y espiritual al enseñar.
- Debe ser creativo con ideas originales, y saber buscar ideas de otras fuentes. Debe ser capaz de adaptar las lecciones a los alumnos con pensamientos nuevos.
- Debe tener una actitud positiva y entusiasta. El carácter del maestro influye en la enseñanza. No debe ser demasiado pasivo ni pesimista.
- Debe ser persona con autoridad. Esa cualidad puede desarrollarse cuando hay una auténtica convicción de que estamos ocupados en un ministerio espiritual importante. La inseguridad es lo que hace perder sus cualidades de líder a muchas personas.

Ser maestro de la palabra de Dios, es el mayor privilegio que se puede gozar. Significa estar íntimamente vinculado al Maestro por Excelencia, nuestro Señor Jesucristo, ya que gran parte de su ministerio comprendía la enseñanza. Él delegó poder y autoridad a sus seguidores para que continúen esa labor.
Y les dijo: "Id por todo el mundo y predicar el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado será salvo; más el que no creyere, será condenado." Marcos 16:15-16.
"Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra." Hechos 1:8.
Dios ha puesto sus ojos en los maestros, y ese deseo de enseñar que brota desde lo profundo de su ser, no es sino un llamado del Señor.
Él necesita de usted para la educación de sus "joyas", los niños y las niñas que el tanto ama. Sus inmortales vidas representan gran valor. Jesús murió por cada uno de ellos en la cruz. No derramó su preciosa sangre, en precio de rescate, solamente por los adultos, sino que también lo hizo por los niños.
La vida de un niño se puede comparar a una hoja de papel en blanco. Cada persona que pasa por su lado, escribe algo en esa hoja.
Al llamarle para ser maestro, Dios dispuso que usted ayuda a otros seres humanos a aprender. No importa cuán grande o cuán pequeño sea a quien enseñe, siempre estará centrado alrededor de tres factores:
bulletEl Maestro
bulletLa Lección
bulletEl Alumno

 EL MAESTRO Y SU EXPERIENCIA CON DIOS
No se pueden compartir experiencias que no se hayan vivido. Teóricamente el maestro puede explicar muchas cosas, pero, solamente puede impactar en la vida de sus alumnos cuando respalda la teoría con experiencias personales.
Para el maestro cristiano, el nuevo nacimiento es su primera y gran experiencia con Dios. Para poder enseñar, tiene que ser salvo y lavado de sus pecados por la sangre de Jesucristo y debe haber obedecido plenamente el mandato en Hechos 2:38: "Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo"
Es sumamente importante ser lleno del Espíritu Santo. Hay tantas cosas que quieren ocupar lugar en nuestro interior y nos invaden, a menudo, pensamientos de diversa índole, mayormente negativos. Por ello, necesitamos la llenura del Espíritu Santo, para que las cosas del mundo no hallen cabida. El egoísmo, la envidia, la hipocresía, y tantos más, tendrán que dar media vuelta a la puerta del corazón, pues ya estará ocupado por el Espíritu del Señor.
El maestro que abre su vida al Señor, producirá el fruto del Espíritu Santo y podrá respaldar su enseñanza con experiencias reales. Me duele decir que, hay muchos maestros que enseñan la Biblia, sin gozar de una relación personal con Dios. Son "ciegos guías de ciegos", como lo expresa Jesús en Mateo 15:14 como resultado, tanto el maestro como sus alumnos, caen en el hoyo.
Pablo podría afirmar: "Yo sé en quien he creído" (2 Timoteo 1:12). Esa firme fe en el Señor y S Palabra, debe caracterizar a cada maestro; no sólo delante de sus alumnos, en un día domingo, sino cada día de la semana y en cualquier situación o lugar. Jesucristo dijo: "Vosotros sois la luz del mundo, una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos." Mateo 5:14-16.

 LO QUE EL MAESTRO DEBE HACER
- Leer y estudiar continuamente la Biblia y las fuentes que le ayudarán a ser mejor maestro.
- Debe preparar su lección cada semana dedicando el tiempo necesario para que ser parte de su propia vida y se adate a las necesidades de sus alumnos.
- Debe llegar a tiempo para cada clase y procurar que los alumnos hagan lo mismo. Es una responsabilidad concreta, y al no hacerlo, demuestra que no considera importante la labor de enseñar.
- Debe orar por sus alumnos durante la semana. Recordar sus necesidades y también visitarles de vez en cuando. La relación personal maestro-alumno es importantísima.


 MÉTODOS DE ESTUDIO PARA EL MAESTRO
- Busque un lugar tranquilo para estudiar.
- Reúna todos los materiales de estudio para luego no interrumpir el estudio.
- Escoja una hora del día cuando su mente esta activa y alerta.
- Este cómodo: Tenga mesa y silla, suficiente aire y luz.
- Sea disciplinado: No espere inspiración para estudiar, hágalo como hábito para el Señor.
- Prepare la lección con tiempo: El estudiar a última hora resulta en mala preparación y perder los resultados deseados en los alumnos.
- Alterne su actividad: Lea la porción bíblica, luego ore por los alumnos, estudie mapas y comentarios, memorice el texto principal (áureo) y practique el uso del material visual.


 METAS QUE DEBE TENER EL MAESTRO
- Que el alumno aprenda la lección, que la entienda.
- Que el alumno guarde las verdades bíblicas en su mente y corazón.
- Que la vida del alumno sea transformada como resultado de la enseñanza.
- Que las necesidades espirituales del alumno encuentren respuesta a través de las lecciones.
- Que el alumno llegue a ser investigador incansable de la Palabra de Dios, buscando siempre profundizar en la verdad y su relación con la vida humana.
- Que el alumno llegue a tal nivel de motivación que sea un maestro para otros también.


MANERAS DE PREPARAR LA LECCIÓN
- Una limitada preparación: Sólo lee la porción bíblica y el manual del maestro.
- Una mejor preparación: Estudia para la lección tomando notas y consultando libros de referencia.
- Una buena preparación: Apunta ilustraciones personales y explicaciones que se relacionan con la vida de los alumnos.
- Una excelente preparación: La lección inspira y cambia aún al maestro, y como resultado la lección es enseñada con unción y poder del Espíritu Santo.


 LA INFLUENCIA DEL MAESTRO
Como maestro, debe reconocer la influencia que su vida ejerce sobre los alumnos. Ante ellos, usted es un representante de Jesús, y lo que ellos le vean hacer, guiará, en gran parte, del destino de sus vidas. Trate de ejercer sobre ellos una influencia positiva.
El maestro enseña un poco por medio de lo que dice, algo más por medio de lo que hace, mucho más por medio de lo que es.
La vida y la personalidad del maestro es la lección más poderosa que puede enseñar. No son, en primer lugar, las elocuentes palabras que influyen en el niño, sino la vida santa del instructor: una vida entregada de lleno al Señor Jesús.

 EL DESEO DE APRENDER
Lo más importante en la vida del maestro no es enseñar sino aprender, y ¡aprender de Jesús! Por cierto, debe leer y estudiar buenos libros, conocer de pedagogía y tratar de mejorar sus métodos de enseñanza, pero lo primordial es que aprenda de Jesús mismo, por medio de una vida de íntima comunión con él. Él es el Maestro por Excelencia y nadie nos pude enseñar mejor.
Para aprender hay que estudiar; en este caso, la Biblia, pero también otra buena literatura. El conocimiento no es una carga pesada y el tiempo dedicado al estudio, nunca es tiempo perdido.

LA SINCERIDAD DEL MAESTRO
La vida del maestro necesita ser transparente como la luz. Debe poder decirse de él, lo mismo que Isaías profetizó respecto a Jesús: "... ni hubo engaño en su boca" (Isaías 53:9).
Jesús fue sincero con sus seguidores. Día tras día, ellos compartieron con él la abundancia y la escasez, la alegría y el dolor, la aclamación de los admiradores y las burlas de los enemigos. Ellos lo conocieron en la intimidad del hogar y entre grandes multitudes, y nunca lo vieron actuar con hipocresía.
Los hechos y las palabras de los maestros deben ser como Pablo dijo "Con Cristo estoy crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí..." (Gálatas 2:20).

 COMUNIÓN CON DIOS
Para vivir una vida ejemplar y fructífera, es indispensable desarrollar una diaria e íntima comunión con Dios por medio de la oración y el estudio de su palabra.
La Oración es el medio por el cual podemos experimentar milagros en nuestra vida. Para el maestro es importante orar como un niño, orar por un niño, orar con un niño.
Jesús dijo: "Si no os volvéis y os hacéis como niños..." (Mateo 18:3). Los niños son sinceros, humildes y dependientes, ya que todavía no han descubierto, lo que en el mundo adulto es tan conocido, las dudas. No es suficiente orar como un niño, sino necesitamos también orar por los niños. Pida por cada uno de sus alumnos, para que ellos puedan poner sus jóvenes vidas en manos de nuestro poderoso Señor  Jesús.
Al ser constante en la oración por sus alumnos, usted como maestro, no tardará en experimentar el gozo de orar con un niño. No hay mayor felicidad. El estudio de la palabra va mano a mano con la oración. Por medio de la oración el maestro habla con Dios. Por medio de la lectura de la Palabra, el maestro ofrece a Dios una oportunidad de hablarle.


 COMUNIÓN CON LOS HERMANOS
Como hijo de Dios y maestro cristiano, usted forma parte de una gran familia. Y tiene hermanos en cada país del mundo, ahora le toca aprender a vivir en paz con aquellos que están cerca a usted.

Jesús habló acerca de los más grandes mandamientos: El amar a Dios sobre todas las cosas, y el amar al prójimo como a sí mismo (Mateo 22:37-40). También nos dio un mandamiento nuevo: "Este es mi mandamiento; Que os améis unos a otros, como yo os he amado." Juan 15:12. El maestro necesita tener disposición para trabajar lo mismo que tuvo Jesús. Tiene que saber que está realizando una labor que producirá fruto para la eternidad. 

miércoles, 13 de abril de 2016

La importancia de la motivación en el aprendizaje





La motivación es lo que mueve a la persona en una dirección y con una finalidad determinada; es la disposición al esfuerzo mantenido por conseguir una meta.Constituye, por tanto, un factor que condiciona la capacidad para aprender. Al igual que los intereses, depende en parte de la historia de éxitos y fracasos anteriores de la persona pero también del hecho de que los contenidos que se ofrezcan para el aprendizaje tengan significado lógico y sean funcionales.

En la motivación que un alumno llegue a tener desempeña un papel fundamental la atención y el refuerzo social que del adulto (profesor, padres...) reciba. Por eso son importantes las expectativas que los adultos manifiestan hacia el individuo y las oportunidades de éxito que se le ofrezcan.

Además hay que considerar la motivación como una amplia capacidad que precisa enseñar valores superiores como la satisfacción por el trabajo bien hecho, la superación personal, la autonomía y la libertad que da el conocimiento,...También, la motivación es una cuestión de procedimientos que implica un trabajo importante, utilizar autoinstrucciones, relacionar contenidos, trabajar en equipo, etc.

Y por último, exige conocimiento sobre el riesgo que se corre en caso de fracasar en el intento o por el contrario, y más importante, la satisfacción que supone la obtención del éxito.

Dos tipos de motivación

  1.  Motivación intrínseca que hace referencia a que la meta que persigue el sujeto es la experiencia del sentimiento de competencia y autodeterminación que produce la realización misma de la tarea y no depende de recompensas externas. Es el caso del niño que aprende la lista de jugadores de un equipo de fútbol porque realmente le llama la atención, le motiva, significa algo para él, y lo hace sin pretender ninguna recompensa, la aprende porque sí.
  2. Motivación extrínseca que estaría relacionada con la realización de la tarea para conseguir un premio o evitar un castigo. Como cuando un hijo ordena su habitación con el único fin de salir antes con los amigos y no porque realmente es necesario estar en un espacio ordenado porque resulta más cómodo. O como cuando hacen un recado para acercarse al quiosco y comprarse alguna golosina, etc.
  3. Las personas con motivación intrínseca tienden a atribuir los éxitos a causas internas como la competencia y el esfuerzo, mientras que los individuos con motivación extrínsica tienden a hacerlo a causas externas, como el azar o las características de la tarea,con lo que estos chicos no se consideran capaces de controlar la consecución de las metas que persiguen.

Por todo lo anterior es importante destacar que la educación no debe limitarse a transmitir conocimientos, sino que debe además ser capaz de transmitir valores y actitudes positivas hacia la actividad escolar.
Además debemos apuntar que los sujetos con alta motivación persisten más en la tarea y por tanto es más probable que alcancen sus metas, hacen juicios independientes y se proponen retos sopesando cuidadosamente sus posibilidades de éxito, y el propio éxito alcanzado refuerza su forma adecuada de afrontar las tareas.

Los profesores saben que la motivación es consecuencia de la historia de aprendizaje. Hay que promover la motivación intrínseca, el proceso es interactivo,... 

En el ámbito familiar podemos llegar a citar tres aspectos que tienen una influencia destacada en la motivación escolar de los hijos como son a) su actitud ante el conocimiento y la escuela, b) el tipo de relación afectiva que establece con su hijo, y c) las destrezas y habilidades que despliega para motivarle y ayudarle en el trabajo escolar.

Estrategias para mejorar la motivación

1. Evitar las críticas negativas ante los intentos de colaboración de los alumnos.

2. Estructurar la docencia en el aula de forma no excesivamente autoritaria mezclando la directividad con la aceptación de las decisiones de los alumnos.

3. Programar trabajos en grupo o sesiones donde cada alumno pueda colaborar según su nivel.

4. Valorar positivamente los comportamientos de trabajo o de estudio o en su defecto las aproximaciones.

5. El reconocimiento del éxito de un alumno o de un grupo de alumnos motiva más que el reconocimiento del fracaso y si aquel es público mejor.

6. Conocer las causas del éxito o el fracaso en una tarea determinada aumenta la motivación intrínseca.

7. El aprendizaje significativo crea motivación, no ocurre lo mismo con el aprendizaje memorístico y repetitivo.

8. Programar los contenidos y enseñarlos de forma que los alumnos puedan comprenderlos y aplicarlos con un nivel medio de dificultad.

9. Cuidar de que los alumnos con un bajo nivel de motivación consigan pequeños éxitos académicos para que aspiren en un futuro próximo hacia metas que exigen esfuerzos superiores.

10. Tener presente que los alumnos con baja motivación, en un principio suelen manifestar cierta resistencia a abandonar su deficiente situación motivacional puesto que temen que el posible cambio pueda aumentar su, ya de por sí, precaria situación.

11. Fomentar el trabajo cooperativo frente al competitivo.

12. Presentar tareas asequibles a las posibilidades de los alumnos.

13. Programar las actividades de la clase de forma que los alumnos puedan frecuentemente tomar decisiones. El profesor que da autonomía en el trabajo promueve la motivación de logro y la autoestima, aumentando así la motivación intrínseca.

14. Promover actividades en las que los riesgos de fracaso son moderados.

15. No exigir, dentro de lo posible, un programa que sólo se puede aprobar con un alto nivel de dedicación al estudio, puesto que los alumnos poco motivados no están dispuestos a dedicar dicho esfuerzo.

16. Llevar la clase con un nivel medio de ansiedad y evitar las situaciones extremas de máxima ansiedad o de aburrimiento.

17. Programar sesiones de diálogo por grupos de manera que los alumnos menos motivados puedan expresar sus opiniones sin miedo a ser rechazados por sus compañeros.

18. Realizar actividades o trabajos fáciles para los alumnos poco motivados, de manera que pueda valorar sus éxitos y su relativa dedicación.

19. Las tareas creativas son más motivantes que las repetitivas.

domingo, 10 de abril de 2016

Ministerio guiado por una Visión.



UNA VISIÓN PARA EL MINISTERIO DE NIÑOS Y SUS PADRES.


Nuestro ministerio debe tener una meta, una visión y debe saber hacia donde va.

 Debe haber un plan verdadero, y completo, presentando un evangelio que sea real y 
que nutra a nuestros niños.
Nuestros niños deben ser dirigidos como una flecha con un plan que se imparta e influencie 
en la próxima generación.
En este caso, debemos tener claro el blanco (Evangelización),al dirigir nuestra flecha(niños).
Definamos misión:
La misión es el motivo, propósito, fin o razón de ser porque define:
 1) lo que pretende cumplir en su entorno o sistema social en el que actúa. 
2) lo que pretende hacer.
 3)  para quién lo va a hacer.
NUESTRA VISIÓN NUTRIR LA FE DE NUESTROS NIÑOS, 
POR SU GRACIAS, POR SU AMOR, CON SU GUIA


2-Equipando a la familia para discipular.

Debemos explicar a los padres que sus hijos deben ser prioritarios (Trabajo y dinero van después)
y que la responsabilidad de evangelizarlos es compartida pero primeramente recae sobre ellos, 
donde la iglesia y los maestros de la escuela dominical solo trabajan como soporte y ayuda en la 
evangelización.
Diariamente nos encontramos con padres que se acercan desconsolados y perdidos porque
 no están claros de cómo guiar, enseñar y corregir a sus hijos. En muchas ocasiones nos
 preguntan acerca de que deben hacer y es aquí donde como maestras, tenemos la gran
 responsabilidad de prepararnos en oración, en sabiduría y en conocimiento para realmente
 poder ofrecer  una ayuda eficaz ,solida, y llena de gracia para la gloria de Dios.
Si bien es cierto que la iglesia no lleva la responsabilidad absoluta de instruir a los niños como
 modelo cristiano sino que son los padres quienes deben llevar este rol, debemos entender que
 vivimos en un mundo disfuncional donde como iglesia y como ministerio debemos guiar
 a los padres 
en sus dudas  y encrucijadas y a la vez.la iglesia debe proveer recursos para los padres
 donde sean retroalimentados.
Nuestra misión debe ser motivar a la visión corporativa (en equipo)y que juntos, hijos, padres,
 y educadores puedan aportar al crecimiento y evangelización de los niños. 
Para esto, tomemos en cuenta lo siguiente:
  • ·         Dios es el centro del universo
  • ·         Lograr que los hijos permanezcan en Jesús
  • ·         Soberanía de Dios-(Como no cuestionarlo)
  • ·         Hijos equipados para ministrar
  • ·         Que los hijos en el futuro puedan decir que la iglesia tiene un impacto profundo en lo que son.

                    3-Influencia de los padres.

Los padres son ejemplos y maestros para los  hijos así  mismo los hijos observaran cada situación
 y de esto  depende lo que aprendan .Ejemplo de esto:
·         hijos leerán y memorizaran la biblia si los padres lo hacer.
·         Se postraran y oraran, si los padres lo hacen.
·         Pondrán su confianza en Dios si los padres lo hacen.

4-Practicarlo que predicas

La prioridad debe ser más que palabras. Nuestro compromiso con los padres debe ser más que pedirles galletitas  para la actividad que se avecine. Por Tanto, todo currículo y programa de Escuela Dominical
 que se considere saludable debe asumir que los padres interactúen con los niños, estén al tanto de
 lo que los niños estén aprendiendo y a la vez le den fuerza y soporte a cada enseñanza, con su ejemplo poniendo en práctica lo aprendido.

5-Recursos y actividades para los padres.

Como iglesia y como educadores, debemos ofrecer alternativas a los padres para que se comprometan y puedan realizar su misión aun mejor.
Algunas sugerencias:
·         Curso para presentación de niños
·         Ser fiel a responsabilidad como padres.
·         Cursos para padres
·         Repartir material didáctico a los padres para que vayan acorde con sus hijos
·         Experiencia padres mayores –padres menores.
·         Retos-ej.250 versos bíblicos a los 18 años
6-Liderazgo  orientado a una visión.


La visión bíblica debe estar definida .Las culturas afectan la visión que tengamos sobre nuestros hijos.
Definamos visión:
Se define como el camino al cual se a largo plazo y sirve de rumbo y aliciente para orientar las decisiones estratégicas de crecimiento junto a las de competitividad 

Si los hijos son flechas, el blanco debe estar definido para que los padres los guíen hacia allá.
Los padres tienen visiones general pero también deben tener ideas más específicas y concretas y una forma sencilla de imaginártelos es pensar lo que serán en 20 años.

7- Conclusión


Estamos llamados a evangelizar a nuestros niños pero debemos trabajar conjuntamente con los padres para que la visión sea completa y tenga importantes repercusiones en las próximas 
generaciones.

sábado, 2 de abril de 2016

Maestros en la vida real:

LA MOTIVACIÓN
Suena el despertador y salto de la cama. La noche fue buena, pero me acosté un poco ansiosa pensando en el encuentro de hoy. Es miércoles y desde hoy iniciamos un encuentro con algunos maestros. La idea es capacitarnos, compartir experiencias y seguir aprendiendo sobre lo que nos apasiona, la educación cristiana. 
Descubro que es un día hermoso. El sol se asoma por las hendijas de las ventanas. No hace calor, es un clima templado y corre una brisa fresca. Me cambio y en pocos minutos estoy lista para salir. ¿Desayunar? No, el desayuno será juntas, en la cocina de mamá, que es el lugar del encuentro. Me apuro, ahí me espera un delicioso café con unas galletas recién horneadas. No hay nada más rico que un buen café por la mañana. Aunque algunos me critican por agregarle leche y azúcar.
Estoy en camino. Llevo la Biblia, un cuaderno y una cartuchera, en la que, como buena docente, hay un poco de todo (bolígrafos, lápices, marcadores varios, goma de pegar, cinta adhesiva, algunos clips, pañuelos de papel y algunos accesorios para el pelo). Llego, estaciono el auto y bajo.
El lugar para el encuentro está tal cual lo esperé: el mantel, las tazas, las galletas aún calientes, y unas medialunas que parecen irresistibles.
Por las ventanas entra una brisa suave que refresca el ambiente. Los maceteros llenos de flores que cuelgan en la ventana y los árboles de la calle le dan un marco especial de colores y aromas al encuentro.
Suena el timbre, es Bella. Bella es la más joven del grupo. Tiene 19 años. Está estudiando para maestra de niños preescolares. Es alegre y chistosa. Fue ayudante de la clase de 4 y 5 años y desde este año es la maestra de ese grupo. En unos segundos vuelve a sonar el timbre. En la puerta se encuentran Lucy y Anna. Lucy tiene 45 años, está casada y tiene tres hijos de entre 15 y 21 años. Con su esposo tienen un vivero y ella lo atiende. Es maestra de educación cristiana desde hace casi 20 años. Anna tiene 32, es soltera, profesora de inglés y está haciendo el traductorado. Conoció a Jesús hace cinco años. Sirve en el área de niños desde hace dos.
Nos estamos saludando y suena una vez más el timbre. Llega Grace. Grace tiene 28 años, está casada con Daniel y tiene un pequeño de año y medio. Es ama de casa. Antes que naciera su hijo trabajaba como recepcionista en un consultorio odontológico. Pide disculpas por la tardanza y nos cuenta que su mamá se había retrasado en llegar a su casa para cuidar a su hijito. Grace y Daniel son maestros de adolescentes. En su clase también ayuda Maxi, el hermano de Bella. Daniel y Maxi también están invitados a nuestro encuentro; pero sólo vendrán en algunas ocasiones, Daniel por su trabajo y Maxi por sus estudios en la facultad.
Todas hicimos un esfuerzo por llegar, estamos felices y entusiasmadas por lo que ese tiempo va a significar para nuestro ministerio y -¿por qué no?- para nuestras vidas.
Nos sentamos alrededor de la mesa. Todas elogiamos el rico aroma de los dulces y el café. No hay nada mejor que comenzar el día con un buen desayuno.
Conversamos, por momentos hablamos todas juntas, pero tenemos la habilidad de escucharlo todo. Nos reímos.
Después de una charla variada les pregunto por qué son maestras, por qué enseñan la Biblia a los niños. Por unos segundos se callan y piensan. Bella nos cuenta que le encantan los niños, por eso está estudiando para ser maestra. Anna nos dice que fue el primer ministerio en el que se involucró, una vez convertida. Grace dice que se habían sumado con Daniel al equipo porque se necesitaban maestros de adolescentes y ellos habían tenido esa clase en otra iglesia. Lucy está callada. Sin querer, las miradas de todas se fijan en ella. Bella le pide que cuente por qué está en el ministerio con los niños. Lucy empieza a hablar y nos dice que comenzó a trabajar con los niños hace muchos años. Nos cuenta que al principio tenía mucho miedo porque era algo muy nuevo para ella. Pero fue aprendiendo a dar clases y fue tomando confianza. Pasaron los años y tenía bastante experiencia en el trabajo con los niños, se sentía segura y disfrutaba servir a Dios en la enseñanza de los pequeños. Hizo una pausa y su voz se entrecortó al empezar a contarnos que después todo cambió. Ya no enseñaba con las ganas de siempre. Preparar las clases se había vuelto algo monótono. Pero seguía; no puede explicar por qué lo hacía. Quizá, nos cuenta, porque no había otros, o porque era lo que había hecho tantos años que no sabía qué otra cosa podía hacer o en qué otro ministerio podía estar. Nos confesó con lágrimas que estaba con los niños por costumbre, porque había estado con ellos siempre.
Como buenas mujeres, su historia y sus lágrimas nos conmovieron a todas. Anna la abrazó y le dijo lo mucho que había aprendido de ella en los años de inicio. Grace le confesó que el año anterior no había sido fácil organizarse con su bebé, pero que sus palabras la alentaron siempre y la había ayudado su experiencia como mamá, ya con hijos adolescentes. De una y de otra brotaron palabras de amor y de aliento para Lucy, quien se sentía profundamente desilusionada consigo misma. Cada frase y cada palabra de aliento fue “Palabra de Dios” para su vida, y poco a poco fue regresando su sonrisa.
Ahora te invito a contestar la misma pregunta: ¿Por qué enseñas a los niños? ¿Por qué quieres involucrarte en el área de adolescentes y jóvenes? ¿Qué es lo que te motiva a servir entre ellos?
Antes de comenzar el año, antes de dar una respuesta al pastor o al coordinador, antes de empezar un nuevo año en el servicio, debemos contestarnos esta pregunta con toda franqueza, delante del Señor.
Suele haber diversas motivaciones, que no siempre son las correctas. Ronald Held, en su libro Enseñanza que transforma (págs. 29-30), habla sobre el tema de las motivaciones de un maestro y menciona algunas que recreamos debajo.
Algunas motivaciones pueden ser:
  • Por el sentido del deber: “Tengo que estar, debo estar”.
  • Para apoyar el ministerio: “Porque no hay suficientes maestros”.
  • Por amistad o por hacer un favor: “Me pidieron, ¿cómo voy a decir que no?”
  • Por estar hace mucho y no saber cómo dejar: “Siempre estuve, siempre enseñé”.
  • Por el reconocimiento: “En la iglesia se estima a los que trabajan con los niños”.

No sé si te identificaste con alguno de estos motivos. En realidad todos son motivos incorrectos, porque están mal enfocados. Un verdadero maestro cristiano tiene un motivo más elevado por el cual dedicarse a la enseñanza: un amor profundo por el Señor y el deseo de agradarlo. Y es consciente de que tiene dones para la enseñanza, para el cuidado y pastoreo de las personas, porque desea ayudarles a crecer en la fe cristiana.
Con respecto a este tema, William Martin dice en su libro Fundamentos para el educador cristiano, pág.48: “El mejor enfoque es el de reconocer que Dios llama, Dios capacita y acepta la responsabilidad final por lo que ocurre. El papel del maestro es estudiar bien, prepararse cabalmente, enseñar de manera eficiente, evaluar con honradez, crecer de manera constante y orar continuamente para que Dios multiplique el esfuerzo humano.”
Si no podemos tener la convicción de que estamos en la enseñanza porque Dios nos ha llamado para eso… entonces dejemos lo que estamos haciendo.
Si no tenemos la seguridad de que ése es nuestro lugar de servicio... no nos anotemos.
Si no sentimos amor y pasión por nuestros alumnos… no nos enrolemos en una tarea que demandará todo nuestro ser.
 
Te vuelvo a preguntar: ¿Por qué haces lo que haces? ¿Por qué con los niños, por qué con los jóvenes? ¿Por qué en la enseñanza? ¿Es a eso a lo que el Señor te ha llamado? ¿Estás seguro? ¿Tienes la convicción que sólo viene de su Espíritu?
¡Cuidado! No estoy diciendo que no puedas sentir un poco de temor al asumir esta gran responsabilidad o que sientas inseguridad por cosas que aún no sabes o que tengas miedo por algunos aspectos del ministerio qué aún no conoces. Eso es normal, es parte del desa-fío, del llamado. Pero cuando el Señor llama y uno está en el ministerio adecuado siente paz, siente tranquilidad, porque tiene convicción de parte de Dios.
El famoso capacitador de líderes Maxwel dice que deben estar “las personas correctas en el lugar correcto”.
En cambio, cuando uno está sirviendo en un lugar al que no ha sido llamado por Dios, se siente desganado, sin ánimo para nada, fastidiado por la tarea, rápidamente cansado, sin paciencia y mal predispuesto. Si te sientes así, entonces no estás llamado para ser maestro de educación cristiana.
Dentro de la gran variedad de dones que el Señor ha dado, entiendo que uno los puede usar y desarrollar con diferentes personas (en cuanto a edades) y de diferentes maneras. Quizá tiempo atrás el Señor te había llamado al ministerio de enseñanza entre los niños o con los adolescentes, pero ahora no. Quizás hoy el Señor esté llamando a otro. ¿Por qué? Porque puede ser que seas necesario en otro servicio, en otro ministerio. No lo sé, se lo tienes que preguntar a él.
Entonces, si no estás plenamente motivado, si no tienes esa pasión que te hace NO mirar el reloj para ver cuándo vuelves a tu casa, si no sientes el compromiso del primer día… hermano, deja el lugar para otro.
Pero, si a la pregunta de por qué estás sirviendo en la enseñanza con niños o con jóvenes se te dibuja una sonrisa en el rostro, se te llenan los ojos de lágrimas al pensar en ellos, no puedes dejar de pensar en las cosas lindas que has planeado para ese año, oras y oras por tus alumnos, sientes un amor y una pasión por el servicio entre ellos que hace doler tu corazón… entonces no dejes de estar, no dejes de servir, no dejes de sumarte, no LOS dejes. El Señor te ha llamado a amarlos, a enseñarles, a pastorearlos, a ministrarlos… te ha llamado a ser Sus manos a favor de ellos en este tiempo. 
por Jessica Ibarbalz
Capítulo 1 del libro "Maestros en la vida real "