Alimentará su rebaño como un pastor; llevará en sus brazos los corderos y los mantendrá cerca de su corazón. Si amas a los niños, estás llamado a "Pastorear su corazón". Esfuérzate cada día, en enriquecer tu Ministerio Infantil. Busca a Dios de todo corazón, capacítate continuamente y Dios añadirá frescura, amor y pasión, para ser un instrumento valioso en su manos.
sábado, 19 de septiembre de 2015
HISTORIAS MISIONERAS.
No olvide enlazar la historia con la vida de los niños.
¿Cómo puede usar la historia para desafiar a los niños a alcanzar a otros para Cristo?
1. Amy Carmichael: “Yo Me Atrevo”
Amy Carmichael nació una semana antes de !avidad en 1867 en un pueblito irlandés junto a la costa. Fue la mayor de 7 hermanos. Su mamá tenía ojos bien azules, y Amy comenzó a desear tener ojos azules. Suyos eran cafés. Amy siempre escuchó hablar de Jesús y su amor por ella. Sabía que Él había venido del cielo para morir por sus pecados en una cruz. Y que Él había resucitado. Amy escuchó que Dios siempre contesta las oraciones.
Cuando tenía solo 3 años, comenzó a orar por ojos azules. Una noche se arrodilló y pidió a Dios que cambiara sus ojos cafés por un azul hermoso. !o dudó. “Dios siempre contesta las oraciones.” En la
mañana corrió hasta un espejo. ¿Ojos azules? !o, era un par de trágicos ojos cafés que se reflejaban. Dios no había contestado. Pero ella escuchó, “!o también es una respuesta.” Era porque Dios tenía un plan
para su vida. Muchos años después Amy entendió porque, y estuvo muy contenta.
Cuando Amy creció, salió como misionera a la India. Estaba ansiosa por aprender el idioma, para poder contar a la gente del Dios vivo que los amaba. Pero el idioma tan extraño a sus oídos y acostumbrarse al clima caluroso y seco no fueron cosas tan difíciles como entender el modo de vivir de la gente de la India. Ella deseaba a entrar uno de sus templos para ver la vida religiosa en India por si misma. Pero, ¿Cómo? !ingún extraño había sido invitado allí.
Ella tinto su rostro y manos con café, se puso los vestidos de la India y un turbante sobre su cabeza. Sus amigos misioneros la examinaron: Parece una india verdadera. Es una suerte que sus ojos sean cafés y no azules. Si no fuera así. !o podría pasar por una mujer india.
De pronto Amy recordó su oración y la respuesta de Dios. “!o también es una respuesta.” Ahora
comprendía la razón.
Entró al templo donde había un ídolo negro y sucio. También había niños entre 4 a 10 años que fueron quitados de sus familias y hogares, casadas con un ídolo horrible. Esclavas de sacerdotes viejos. En los 53 años que Amy vivía en India, salvó casi un mil de niños de una vida de esclavitud y peligro en los templos. Dios tenía un plan para la vida de Amy y tiene un plan para ti también.
Actividad:
Piense en una actividad que pueda reforzar el mensaje de la historia
Por ejemplo:
• Dibuje en un círculo una cara feliz y una cara triste al otro lado. Pegue las caras en un palo de
helado. Después pegue un pedazo de aluminio en una hoja para que pasa con el espejo. La cara feliz
y triste muestran a Amy antes y después de su oración, cuando pedía ojos azules.
2. Arthur Mouw: Como los Dyak Aprendieron a Ofrendar
Arthur Mouw miraba mientras que su mamá colocó el dinero en la tasita. El y sus 7 hermanos la llamaban
La Taza de Dios. Cada semana su mamá colocó la décima parte del dinero que su papá ganó. Era para la obra de Dios. Aunque la familia era pobre, este dinero jamás fue usado para alimento ni para ropa. Su papá los recordó un versículo: Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia. (Mateo 7:33)
Cuando Arthur tenía 8 años comenzó a ganar un poco dinero. Entonces le parecía bien empezar ofrendar a Dios su diezmo. Muy pronto la décima le parecía muy poco. A veces ofrendó extra por su amor hacia el Señor Jesús.
Arthur escuchaba a sus padres hablando de “darse a sí mismo a Dios”. Oraban que el Señor llamara a unos de sus hijos a las misiones. Arthur quería gritar, “!o. !o quiero ser misionero. Tengo miedo.” Él quería ganar mucho dinero y ser un hombre muy rico.
De repente algo alteró su vida. Un día un predicador vino a su liceo y habló de la vida de David
Livingston, misionero a África. Él quería saber que le causaría a Livingstone ir a un lugar tan bárbaro.
Encontró 3 libros a biblioteca. “¿Cómo oirán si no hay alguien les predique?”(Romanos 10:14)
Un día el Espíritu Santo le preguntó si estaba dispuesto ser misionero. Respondió “¡Si!” Después de
estudiar en un instituto bíblico, bordó un barco a Borneo Oeste.
En los primeros 4 años sirviendo a la gente Dyak, más que 2,000 personas aceptaron a Jesús. Explicó a sus compañeros que creyó que Dios querría que enseñe que “debemos devolver a Dios la décima parte de lo que Él nos da.” Sus amigos dijeron, “Es imposible. Los Dyak son demasiados pobres.” Si, eran pobres!o tenían dinero ni ropa. Usaron solamente cáscaras de los árboles para cubrirse. Pero la Biblia no dice nada de ser demasiado pobre para diezmar. Los Dyak dijeron que la Biblia no nos ha mentido nunca. Él enseñó de la décima. “Si tengas 10 gallinas, una le corresponde al Señor. Si tengas 10 tazas de arroz, una le corresponde al Señor. Dios te proveerá y te promete una bendición especial si le des el diezmo.” Arthur preguntó, “¿Qué les perece el mensaje de la Palabra de Dios?” Respondieron: Dios nos ha hecho tanto. !os hemos preguntando que podríamos hacer para mostrarle nuestra gratitud por enviarnos a Su Hijo para morir por nosotros. ¡Esta es la manera que hemos buscado! Una vez cada mes lleváramos nuestros diezmos a tu hogar.
Al tiempo debido llevaron gallinas, un montón de pepinos, una canasta de huevos, y bolsas de arroz. Cada mes con fidelidad llegaron los Dyak con sus diezmos. Arthur vendía las ofrendas y compró clavos y comenzaron a construir iglesias.
¿Y puedes imaginar lo que pasó cuando llegó la época de cosecha? Cosecharon más arroz que nunca.
Mientras ofrendaban, llegaron a ser preocupados por las otras gentes que nunca habían escuchado de
Jesús. Entonces enviaron a sus propios misioneros a las regiones alrededor.
Los Dyak gozaban en llevar sus diezmos a Dios y ver como Él los usaban para que otros escucharan del Salvador. Aunque antes fueron pobres, después de comenzar dar primeramente a Dios, Él les proveía de todo.
¿Y tú? ¿Están listos a le entregar a si mismos para que Él te pueda usar a contar a los demás del
Salvador?
Actividad: Piense en una actividad que pueda reforzar el mensaje de la historia.
Por ejemplo:
• Como clase pueden confeccionar algo (un marcador de Biblia, galletas, etc.) para que los niños
puedan vender para obtener recursos como ofrenda a algún misionero.
• Los niños pueden confeccionar una alcancía, (una taza de Dios), para colocar ofrendas para
misiones.
3. TiFam: Misionera de Haití
TiFam levantó de su cama de hojas de plátano y salió de su casa de adobe. Su mamá le pidió ayuda. Dijo: tenemos que desenterrar los camotes para llevarlos al mercado. Si hay suficiente dinero, te compraría un vestido nuevo.
Por el camino vio su amiga, María. TiFam le dijo que iban a comprar un vestido nuevo. María dijo: voy a tener otra cosa nueva también. TiFam respondió ¿Un nuevo talismán vudú de los que vende mi padre? “!o,” dijo María, “ya no compráramos ningunos talismanes.” “¡Ay María! Entonces tu casa tal vez se quemara. María dijo: Ya somos cristianos y confiamos en Jesús como Víctor nos enseñó.
“!o,” dijo TiFam, “es un mentiroso.” María continuó, “Víctor no dijo que está escrito en la Biblia. Voy a comprar una Biblia. Jesús es mucho más fuerte y poderoso que el vudú de tu padre.
TiFam y su mama subieron a la montaña y caminaron al mercado. TiFam se sentó mientras su mamá fue al comprar porotos y azúcar. “¿Vendes tus camotes?” un hombre preguntó. Ella miró a una cara feliz y respondió, “Si, 1 dólar y 25 centavos.” “Ay, eso es mucho. Te pagaré solo 35 centavos,” dijo el hombre con una sonrisa. Ella miró el dinero pensando de un nuevo vestido.
Su mamá regresó y fueron a donde estaban los vestidos. Encontró un vestido y lo compró. En ese mismo instante oyó la voz de María. “Ven TiFam. Víctor nos va a contar una historia de la Biblia.”!o” gritó ella, pero María se dirigió hacia donde se encontraba un grupo de niños. Al lado de una franelógrafo había un hombre con un libro negro. Este fue el hombre que compró sus camotes. ¡Era Víctor! El comenzó a hablar, pero TiFam cubrió las orejas con sus manitas. Víctor contó la historia de Elías y un dios falso
llamado Baal y sus 450 profetas. “Mentira, mentira,” pensó TiFam.
Cuando ellas regresaron a su casa, contaron al padre de TiFam lo que dijo Víctor. Su papá pensó que
tenía que hacer una brujería para dañar a Víctor. Él sacó el nuevo vestido de TiFam de la canasta y dijo: Esto me servirá. La niña gritó: pero, papá ese es mi vestido nuevo. Ella esperaba fuera del templo vudú para ver que sucedería y hará su papá. Cuando él salió, traía una muñeca hecha con el vestido nuevo y le dijo: Mira lo que he hecho, una maldición para Víctor. Esta lo representa a él. Con estos alfileres sobre su cabeza que servirán para retener el encantamiento y este hilo negro significa ¡una muerte segura! TiFam se quedó quietecita. ! Nunca jamás había visto a su padre hacer brujerías para que una persona muriera.
Actividad:
Piense en una actividad que pueda reforzar el mensaje de la historia
Por ejemplo:
• Pueden orar por la seguridad de los misioneros; por sus viajes, por su salud, por la comida, por el agua, por sus casas, por sus enemigos.
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